Colección Instagram Nº 3




Lo encontré allí. Colgado. Desangrado y con las tripas en el suelo. Las moscas cubrían la escena como un fétido y ruidoso manto negro que casi me hace perder la cordura. Me cubrí la cabeza con mi bufanda dejando el hueco mínimo para ver algo y respirar lo justo. Mis pies pisaban sobre charcos de sangre, mis manos no hacían más que apartar moscas, mi mente, nublada, no podía creer lo que veía.  

El gancho atravesaba a aquel hombre a la altura del pecho. Su cabeza estaba tapada por una bolsa blanca, sus brazos atados a la espalda. No fui capaz de oír, en el estado de shock en el que me hallaba, las voces que se acercaban a mi espalda. 

Noté un impacto brutal en mi cabeza para cuando caí en la cuenta de que estaba en peligro. Luego otro, y sin poder hacer nada,  un tercer y violento golpe que pareció partirme en dos. 

Desperté maniatado. La cabeza me daba vueltas, el sabor metálico de la sangre me provocaba náuseas, que retuve no sin esfuerzo. Intenté moverme, reptar, hacer algo para salir de allí, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Estaba destrozado. 

Entonces los vi: venían hacia mí entre risas y burlas. La visión de aquella panda de sádicos hijos de puta hizo que me cagara encima. 

Me rodearon dispuestos a acabar conmigo poco a poco. Pude ver sus asquerosos ojos iluminados por la excitación,  seguramente pensando en cómo torturarme hasta la extenuación. Uno de ellos me pisó la cabeza poniéndose de pie sobre ella. Los demás reían incitándole a saltar sobre mi cráneo. 

Cerré los ojos esperando mi sentencia...

Todo sucedió en un instante: mis verdugos eran estampados contra puertas, paredes y  contra el techo con una brutalidad extrema. Sus aterradores chillidos me hicieron temblar,  a pesar de que anhelaba su muerte y sufrimiento con todo mi ser. Era el sonido del horror más absoluto: la incomprensión de lo que les estaba sucediendo. 

Poco a poco, los gritos se convirtieron en plegarias por sus vidas, pero no tuvo piedad, uno por uno los ejecutó sin compasión de forma brutal.

Nunca imaginé que un cuerpo pudiera crujir como una madera al romperse. Estaba equivocado.

Sin poder moverme aún,  noté que estaba a mi lado aquel sanguinario que acababa de finiquitar en un abrir y cerrar de ojos a mis captores. Lloré como un crío.  Rogué por mi vida a aquellas botas de cuero teñidas de rojo.

 No hube de suplicar durante  mucho tiempo. ..

Igual de rápido que vino se fue, no sin antes desatarme y despedirse con un escueto  " la poli está en camino”. 

Conseguí girarme y ver a tiempo como la silueta de aquella mujer saltaba sobre una viga del techo y, con otro salto fuera de lo normal, se posó en la ventana del granero a una velocidad endiablada. 

Escuché sirenas a lo lejos. Lo último que vi antes de cerrar los ojos fue la capa de aquella misteriosa mujer desaparecer al tirarse por la ventana fuera de mi alcance. 

 *El gancho y la capa*

Colección instagram Nº 2



― ¿Estás listo?

― No

― Hace poco lo estabas, ¿qué ha cambiado?

― Algo. No lo sé. 

― Antes de dar el paso, debes estar seguro.  Corres el riesgo de vagar para siempre como tantos otros.

― ¿A qué te refieres?

― Lo sabes. No busques respuestas en mí, esa responsabilidad es solo tuya.

Calló. 
          
 ―Nada me ata aquí, he perdido todo. 


De nuevo, sin poder evitarlo, flashes de lo sucedido lo invadían con violencia: Conducía. Ella estaba a su lado.

« Rebeca»

Discutían. Luego cristales rotos, humo y dolor. Una mirada, una certeza: muerte.

« ¡¡ Rebeca no!!»

Sirenas, luces, ruido. Una Barriga, caricias, llanto desconsolado. Voces ajenas que le hablan entre el caos.

« ¡¡Tú también no!!»


― ¿Has decidido ya? – le interrumpió aquella voz― No podemos esperar más.

― Sí. ― respondió con voz temblorosa entre lágrimas ― Es hora. Vamos.

Una sonrisa asomó en el rostro de su interlocutor.

La puerta se abrió. Seguro por fin de lo que hacía, avanzó decidido.

Apenas la oyó cerrarse tras de sí, creyó oír lo que parecía el llanto de un bebé.

Su corazón se paró de golpe. Miró alrededor desesperado buscando respuestas que no encontró.  Se giró: estaba cerrada.

Intentó abrirla sin éxito.

             ― No hay marcha atrás― le dijo la voz.

               Quiero volver

             ― Es imposible, lo sabes. Ahora estás aquí. Tú tomaste la decisión, pudiste quedarte allí.

Rompió a llorar.

            ― Es imposible saber cuándo,  pero el vendrá aquí y tú le vendrás a recibir. Como he hecho yo.

            ― ¿Tu? – preguntó extrañado

            ―Yo, ¿No me recuerdas?

Lo miró con extrañeza. Se dio  cuenta al poco: en ese lugar la vista carecía de sentido. Todo era diferente...A medida que sus sentidos se aclimataban y se difuminaba la pátina que cubría aquel desconcertante lugar, un rostro se perfilaba cada vez más nítido enfrente de él.

Sonrió emocionado.

             ― ¿Papá?―  dijo con la voz quebrada.

             ― Me alegro de verte al fin―  cogió su mano entre las suyas y las besó con ternura― Es el momento de irse. ¿Vamos? Tu madre y tu mujer te esperan.


Avanzaron entrelazados, alejándose para siempre, de la frontera marcada por aquella puerta.



 *La Frontera *

Colección instagram Nº 1


Llevaba días sintiéndome raro. Mi mente no fluía como era de costumbre, como si una mugre gris, pegajosa, ralentizara mi consciencia.

Pasado un tiempo comenzaron los dolores: al principio leves pinchazos, luego, intensas punzadas sostenidas durante cada vez más tiempo.

Ahora el suplicio es insoportable, me inhabilita incluso para respirar. 

Hoy he notado algo bajo mi piel, en el brazo, cerca del bíceps.  Un movimiento: algo dentro, moviéndose en mi interior, provocándome un daño atroz.

« ¿Qué demonios es eso que se desplaza bajo mi piel ?»

Lo veo a simple vista, percibo su forma, sigo atónito su movimiento mientras las náuseas me invaden. Vomito. Me vacío.

« Me lo tengo que sacar. ¡Joder!»

Apuro de un trago lo que queda de una botella de wiski, me armo de valor, y comienzo a rajarme la piel. La sangre cubre mi brazo en unos instantes. Hundo más si cabe el cuchillo llevándome al borde del desmayo.

Intenta huir. No lo permito. Meto mis dedos en la herida abierta en mi piel cuando caigo en que bajo mis pies todo está teñido de rojo.

Lo toco. Me sorprende su dureza. Hago una pinza con mis dedos y lo agarro. Tiro hacia fuera. Lucha por su vida, se aferra a mi cuerpo.

« ¡Tira!  ! Sigue! »

Con mi última gota de energía lo saco de mí. Se me nubla la visión, tengo frío, me apoyo   sobre mis rodillas para no caer y observo la criatura: es metálica y se retuerce con fuerza a pesar de su minúsculo tamaño. No lo pienso, la tiro al suelo y de un puñetazo la reviento. 

Extenuado, me desplomo sobre el charco de sangre,  viendo como algunas piezas de esa cosa cortocircuitan entre leves destellos azules.



          *El pequeño invasor*

El blog cambia de sitio

Este blog ahora se encuentra en Wordpress. Es una versión mejorada. Disulpa las molestias. http://losmundosdefasimov.wordpress.com/ Te esp...