Colección Instagram Nº 4



Llegó a las puertas de la fortaleza tras un duro ascenso. Dos cuadrillas que salieron a su encuentro cayeron durante la subida bajo su acero sediento de sangre. 

«Venganza», se decía a cada paso. 

Envainó la espada,  sacó el escudo de su espalda, se cubrió la cabeza con él y corrió a toda velocidad hacia la vetusta puerta de madera. El choque bestial destrozó la puerta en mil pedazos. 

Aun en el suelo, se sacó dos trozos de madera clavados en sus fornidos muslos. Miró al frente poniéndose en pie mientras gemía de dolor.

« Calma y brutalidad,  calma y velocidad», se repetía entre jadeos. 

Cinco hombres bien armados corrían hacia él. 

Dejó caer el escudo a sus pies. Lanzó la daga con precisión, acertando en el ojo de uno de sus enemigos, que cayó directo al suelo sujetando la empuñadura clavada en su globo ocular  entre alaridos. 

«Venganza»

Desenvainó, flexionó las rodillas y esperó la tormenta. 

Con una finta esquivó la primera estocada. Giró y le cortó el cuello por detrás, mientras se agachaba para evitar la embestida del más grande de todos. 

Rodó por el suelo rápido como un rayo y de una patada hizo caer a uno de los que quedaba con vida. No pudo rematarlo, los otros dos atacaron a la vez. Paró el golpe que vino por la izquierda, el otro solo pudo esquivarlo para que no le cortara el brazo a la altura del hombro. 

« No estoy manco de milagro», se dijo mientras miraba el profundo corte que tenía en la extremidad. 

Utilizó el bloqueo de las dos espadas para coger fuerza e impulsarse lo suficientemente rápido como para esquivar el nuevo golpe del gigante y salir de aquel entuerto. 

Aprovechó para coger aire y correr hacia ellos haciendo fintas con una rapidez endiablada. El del flanco derecho  cayó al amputarle la pierna a la altura de la rodilla de un corte limpio. Al del centro no le dio tiempo a darse la vuelta y cayó ,con la espalda atravesada por el  firme acero de aquel solitario guerrero , ahogado en sangre mientras intentaba vociferar algo que nadie entendió . 

― ¡Venganza!― gritó mientras miraba a los ojos al gigante de dos metros de barba negra y coletas trenzadas hasta la cintura. 

En tres zancadas aquella mole se puso a la distancia necesaria para lanzar un ataque de fuerza descomunal. La parada le hizo caer.  Rodó por el suelo esquivando los golpes que le caían uno tras otro. 

Lo oyó jadear: vio la oportunidad.

« Ahora o nunca»

Con una acrobacia se levantó del suelo apoyándose en las manos y con la inercia del salto asestó un golpe mortal que rajó a aquel hombre por la mitad, desde el hombro hasta la barriga. Observó primero como intentaba en vano sujetar sus tripas mientras caían al suelo hasta que al fin se desplomó inerte, luego, por el rabillo del ojo, vio retorcerse al enemigo al que le había seccionado la pierna. 

«Ningún adversario con vida»

Un preciso tajo separó la cabeza del resto del cuerpo. No pudo evitar una pequeña sonrisa de satisfacción al saber que nada se interponía ya entre él y su insaciable sed de venganza. Tomó por los pelos la cabeza recién decapitada y le pegó una patada que la lanzó  a varios metros  de distancia. Los buitres que ya andaban dándose un festín con los otros cuerpos se apresuraron a devorar el nuevo plato servido por el portentoso guerrero de magnífica corpulencia. 

Iluminado por una antorcha y, con la espada teñida de rojo en la otra mano, entró.

            Recorrió cada centímetro del apartado castillo, erigido en lo alto de una escarpada montaña de difícil acceso, hasta que no hubo donde mirar cerciorándose de que allí no había nadie. Estaba desierto. 

«Ha huido» 

Henchido de rabia prendió fuego a cada estancia del castillo hasta que todo ardió en llamas. 

Desde fuera observó las llamaradas mientras se concentraba para seguir el rastro dejado por la magia negra del brujo que buscaba desde hace meses. Era la segunda vez que se le escapaba. 

― No habrá una tercera, lo prometo― dijo mirando al cielo con lágrimas en los ojos. 

Al poco, detectó el nauseabundo rastro del oscuro hechicero. Sus ojos se iluminaron. De nuevo, lleno de odio, se puso en marcha para acabar de una vez por todas con el ser que le había convertido en el monstruo que era ahora.

*La fortaleza*

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